viernes, 10 de enero de 2014

La nueva mujer del siglo XX

Durante las primeras del siglo XX, en las sociedades occidentales industrializadas, las mujeres empezaron a replantearse su papel en la vida familiar y en la sociedad y reivindicaron una mayor presencia en la vida pública, pues hasta entonces nos hallábamos en una casi total sociedad "machista" en la cual las mujeres eran, como se llaman hoy día, "mujeres florero".
Surgió así un nuevo modelo femenino, basado en la new women americana, que se caracterizó por un mayor acceso a la educación, el ejercicio de las nuevas profesiones, una cierta independencia económica y el uso de nuevas costumbres sociales.
También fue en estos años cuando, en algunos países europeos, se hizo realidad la reivindicación del voto femenino, que había sido desde el siglo XIX una de las principales causas de movilización de las mujeres (sufragismo). Estas sufragistas pensaban que el voto les daría acceso a los centros de decisión política y les permitiría elaborar leyes que abolieran las desigualdades sociales. El primer país que concedió en voto a las mujeres fue Nueva Zelanda en 1893. Viendo esta fecha resulta increíble el tiempo que ha tardado en reconocerse ese derecho a las mujeres, que para los hombres en cambio siempre fue algo innato.
En el ámbito laboral y tras la Segunda Guerra mundial, muchas mujeres comenzaron a acceder al sector terciario (oficinas, sanidad, enseñanza...), anteriormente reservado exclusivamente a los hombres. Estos empleos abrieron nuevas perspectivas a las mujeres de clase media.
Además, en la década de los veinte, eran cada vez más las mujeres de clase media que accedían a la educación primaria y secundaria, para continuar después una formación profesional. Sin embargo, las mujeres universitarias eran una minoría y el índice de analfabetismo femenino resultaba muy superior al de los hombres, pero todo esto era dar un primer paso.
Las mujeres fueron dejando de lado su apocamiento tradicional y su puritanismo y empezaron a desarrollar nuevas formas de ocio, como la práctica de deportes, se atrevieron a entrar en los cafés, a fumar en público...
También se produjo un cambio importante en la vestimenta y al cambio de look. Los peinados cargados, llenos de tirabuzones, dejaron paso a otros más simples, denominados "a lo chico", al igual que la ropa se simplificó y las faldas se acortaron para dar una mayor movilidad a la mujer

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